Un 29 de Julio de 1966 Bob Dylan sufría un grave accidente de motocicleta
Llevaba prácticamente cinco años en lo más alto. Desde que llegó a
Nueva York en enero de 1961, su fama y su prestigio no habían hecho más
que crecer.
Álbumes que, uno tras otro, se convertían en
superventas, giras por todo el país y por Europa, dinero, polémica…
Dylan se había convertido en un referente.
Acababa de grabar la que, para muchos, es su mejor obra: “Blonde on
Blonde”. Un álbum doble, dicen que el primero de la historia del rock,
en el que recurrió a músicos como Al Kooper o Charles McCoy para
dejarnos obras maestras como “Just Like a Woman” o este otro “I want
you”.
Y, de repente, el 29 de julio de 1966 todo aquello estuvo a punto de
rodar por los suelos cuando el cantautor de Minessotta estrelló su moto
cerca de Woodstock.
Las graves heridas sufridas apartaron a Dylan de la vida pública, al
tiempo que le concedieron el respiro necesario para poder replantearse
muchas cosas.
Con 25 años se tomó el tiempo que requería su familia y leyó mucho,
especialmente a poetas como Lorca. También experimentó con un grupo de
músicos, “The band”, lo que acabaría por ser la base de su sonido en los
años siguientes.
El material grabado en el sótano de su casa de campo, después de ver
la luz en múltiples ediciones piratas, acabaría siendo editado en 1975
como “Las cintas del sótano”.
Su reaparición pública no se produjo hasta 1968 en un concierto
homenaje a Woody Guthrie en el Carnegie Hall de Nueva York. Ese mismo
año editaría un libro, “Tarántula”, y iotro magnífico álbum “John Wesley
Harding”.
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