jueves, 6 de febrero de 2014

Pussy Riot reclamó en Nueva York por una Rusia libre

Maria Alekhina y Nadejda Tolokonnikova, dos de las integrantes del colectivo ruso y recientemente liberadas de la cárcel, encabezaron un concierto organizado por Amnistía Internacional, que contó con la presencia de Madonna, Yoko Ono y más.

 Estaban Madonna, Blondie, Lauryn Hill y Susan Sarandon, pero las rusas Pussy Riot, con su enardecido discurso y su grito de "Rusia será libre" fueron las estrellas indiscutibles del concierto de Amnistía Internacional que tuvo lugar en Nueva York bajo el nombre de "Bring the Rights Home".

"Rusia no es Putin y Rusia será libre", dijeron Maria Alekhina y Nadejda Tolokonnikova, dos de las componentes del quinteto ruso que estuvieron 21 meses detenidas en una cárcel rusa por haber cantado, en febrero de 2012, durante una "oración punk" contra Vladimir Putin en la catedral de San Salvador en Moscú.

"Nosotros hemos vivido lo que es estar en una cárcel por querer expresarnos libremente, nadie nos puede decir que lo que hemos vivido no es verdad", afirmaron en el concierto de este miércoles y agradecieron a Amnistía Internacional el apoyo y la notoriedad recibidos, fundamental para su excarcelación.

"Pero todavía hay mucha gente en la cárcel o que va a ir a la cárcel por los mismos motivos", recordaron. Y a su inspirador periplo de coraje y coherencia estuvieron dedicadas más de cinco horas de música en el Barclays Center de Brooklyn.

"Es el momento de que el mundo sea tan valiente como las Pussy Riot", dijo Madonna, quien en su última gira llevó tatuado el nombre de la banda rusa en su espalda en señal de apoyo y que fue multada por el gobierno ruso por considerarse su concierto una apología de la homosexualidad.

"Vivimos en un país libre, pero no debemos dar nuestros derechos por sentados. Hay que luchar", añadió la reina del pop. Pero ni ella ni las Pussy Riot cantaron esta noche.

Susan Sarandon ejerció de maestra de ceremonias y recordó que el motivo del encuentro era el "recordar a todos que la ira se puede convertir en acción".

El recital repasó la situación de la mujer en el mundo islámico, la pena de muerte en Estados Unidos, las torturas y los derechos de la comunidad afroamericana.

En este último apartado fue inevitable el homenaje a Nelson Mandela, seguido de la actuación de Lauryn Hill y su Ready or not, que sonó a llamada a la acción de compromiso con las injusticias en el mundo. De la misma manera, Blondie también quiso dar un nuevo sentido más solidario a su One way or another.

La vieja guardia de la canción protesta y del poder de la música para movilizar masas no pudo estar mejor representada gracias a Bob Geldof, el artista que ha estado detrás de iniciativas tan exitosas como el Live Aid o el Live Earth y que cantó con energías renovadas himnos como I don't like mondays y recordó a otra de las grandes pérdidas del año, el cantante folk Pete Seeger.

El relevo generacional a una iniciativa que en 1988 Amnistía Internacional convirtió en la gira "A Conspiracy of Hope", con Bruce Springsteen y Sting entre otros, se materializó con la participación de nuevas bandas. Entre ellas, The Fray, Imagine Dragon, Tegan and Sara, Cake y Colbie Caillat.

Eso sí, el broche de oro lo puso la más veterana de todos, Yoko Ono, quien se encargó de despedir el concierto y dar el testigo a los Flaming Lips, con los que interpretó una canción y que, después, dijeron adiós con una versión entre galáctica y "kitsch" de Lucy in the Sky with Diamonds, de los Beatles, y, con todo el equipo de Amnistía Internacional, con algunos de los cantantes, incluido el incombustible Geldof, interpretando a coro I shall be released, de Bob Dylan.

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