Hace exactamente 25 años, el artista británico actuó por primera vez en Montevideo frente a 30 mil personas; la entrada más cara costó US$ 14, el rockero fue a Punta del Este y se arrepintió de tocar en Sudáfrica.
Hace exactamente 25 años, a fines de febrero de 1989, Uruguay presentaba, a primera vista, varias diferencias con respecto al presente. En un mundo predigital, el entonces presidente Juilo María Sanguinetti iniciaba el último año de su primer gobierno.Pero hay un hecho idéntico hoy y que rompe los ojos: Rod Stewart está en la ciudad de Montevideo. Y basta consultar la prensa de la época para constatar otros hechos que tienen absoluta actualidad, tanto a nivel local como internacional, como la suba de los combustibles y unos sangrientos enfrentamientos civiles en Venezuela (ver recuadro).
El rockero inglés tocó el 28 de febrero de 1989 ante 30.000 personas en el Centenario, en un show donde los cronistas musicales de varios diarios destacaron la enorme potencia de 150.000 watts, distribuida en dos paneles de bafles de 30 metros de largo y un escenario de 42 metros de largo.
“Rod Stewart, un auténtico reo de barrio londinense”. Así inició su crónica el periodista de La República Raúl Forlán Lamarque, quien no dudó en afirmar que Stewart era “el compositor rockero más importante que haya pisado este suelo”.
El show tuvo momentos de mucha intensidad, según las crónicas. “Éxtasis, delirio, locura bien entendida”, Así arrancó el texto de Roberto Zaquiere y Myriam Caprile, en La Mañana.
Además, Stewart tiró cinco pelotas a la gente en varios momentos de la noche.
“El viejo Rod no logró meter ninguna de ellas en los arcos”, escribió Forlán. El cronista llama “el viejo Rod” a un tipo que entonces tenía 44 años. Hoy tiene casi 70, sigue en ruta y sobre el escenario es una tromba.
Aquel día hace un cuarto de siglo, Stewart se presentaba frente a las tribunas Olímpica, Ámsterdam y Colombes, con una banda compuesta por dos guitarras (Todd Sharp y Steve Farris), bajo (Carmine Rojas), teclados (Charles Kentis), vientos (Jimmy Roberts, Nick Lane y Rick Bruan) y un especial destaque del baterista (Tony Brock).
La llegada de Rod Stewart a Sudamérica se produjo por su contacto y amistad con el financista argentino Federico Gastaldi, hermano de uno de los dueños del banco Extrader, de gran poder en aquella época. En enero de 1989, el empresario uruguayo Berch Rupenian recibió la llamada de Gastaldi para ofrecer el show de Stewart en Montevideo. Concierto FM, junto a Abraxas Producciones organizaron el espectáculo.
“Lo primero que pidió Rod Stewart fue pisar el césped del Centenario. Es un hombre muy futbolero y estuvo jugando un rato antes de la prueba de sonido”, contó Rupenian a El Observador. Para explicitar su enorme fanatismo futbolero, pateó pelotas durante el espectáculo.
“A pesar de la demagogia (de los balones de fútbol), de las baladitas mitad sacarina mitad desgarro, el británico cumplió con su cometido”, escribió Forlán. Hablando de fútbol, entre el público estaba Juan Ramón Carrasco.
Rupenian, quien anuncia que Stewart pateará 48 pelotas esta noche, lo recuerda como uno de los shows más importantes que se realizaron en Uruguay. Concierto FM transmitió en vivo el recital, cuyas localidades tuvieron un precio que osciló entre los US$ 5 y los US$ 14 de le época.
Como ayer, Stewart llegó desde Argentina en un jet privado. El show de esta noche, como el de hace 25 años, tendrá una duración de casi dos horas. Como chiste autocrítico, en el show que dio en Buenos Aires el pasado sábado se proyectó en la pantalla una foto de la portada de la Rolling Stone donde anunciaba que no se veía tocando Da ya think I’m sexy a los 50 años. Pasaron 19 años de que soplara las 50 velitas y los contorneos de esa canción son de los más pedidos por el público de Stewart.
Hace 25 años, el día antes al show en el estadio, Stewart estuvo almorzando en La Posta del Cangrejo de La Barra. Comió lenguado al estragón, ravioles de langostino y de helado con salsa de chocolate.
Asistió al concurso Miss Siete Días y aplaudió a las chicas. Según crónica de El País, Rod Stewart apareció a las 2 de la mañana en la discoteca puntaesteña Le Club, rodeado de seis guardaespaldas. En Le Club tomó ron con cola. “En varios momentos su mirada quedó perdida, como si estuviera añorando la campiña escocesa”, decía El País.
Luego se trasladó a Montevideo donde dio una conferencia de prensa en el Zaphiro Room del hotel Victoria Plaza. Allí respondió las preguntas de los periodistas y dijo que le hubiese gustado integrar la gira de Amnesty Internacional junto a Sting y Peter Gabriel, aunque luego declaró tener reparos en cuanto a la politización de la música. También reconoció que fue un error su show en Sudáfrica, donde todavía imperaba el apartheid. Veinticinco años después, el inglés que todos creen escocés regresa al Centenario y va a culminar con la misma canción que cerró aquella noche lejana de 1989: Da ya think I’m sexy.
Fuente: www.elobservador.com.uy
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