Nació el 21 de mayo de 1948 en el seno de una familia católica en
Shoreham-by-Sea, Sussex, en Inglaterra. Y de ahí que desde bien
pequeñito cantase en el coro de la iglesia donde se dio cuenta de la voz
que poseía.
Ya en la banda del colegio interpretaba temas de
Buddy Holly y Elvis Presley, pero fue la figura de su primo David,
coleccionista de discos quien le descubrió a quienes iban a ejercer un
fuerte efecto en él: The Crickets y Bob Dylan.
Mientas estudiaba arte y diseño gráfico, la música seguía siendo una
de sus grandes pasiones, aprendiendo a tocar el órgano, la armónica y a
comenzando a tocar también con bandas locales.
Tras formar parte de “The Worthing Workshop” o “Terrapalne Blues”,
Leo Sayer, entonces Gerry, se trasladó a Londres en 1967, allí se codeó
con músicos, pintores, poetas, frecuentaba el Soho y los clubs de folk
de Kensington mientras diseñaba e ilustraba las mejores publicaciones
del momento.
Demasiado trabajo y poco dinero así que volvió a su localidad para
vivir en un barco y trabajar en una fabrica de coches, eso suponía más
tiempo para su armónica y para crear sus propias canciones junto a
varios amigos bajo el nombre de “Patches”.
Fue gracias a Dave Courtney, su compañero en la banda como conoció a
quien se convertiría en su representante y productor Adam Faith, este
llevaba los asuntos también del mismísimo Roger Daltre de “The Who”.
Todo fue muy rápido, Gerry pasó a ser Leo (por su cabello que le hacia
parecerse a un león) y así con Adam como manager y David a la producción
llegaría su primer álbum, “Silverbird”, con el que alcanzaría el número
2 en Gran Bretaña.
Pero sin duda el año más importante para Leo Sayer fue 1976, cuando
conoció a Richard Perry en Los Ángeles, este había producido a Ringo
Starr, Art Garfunkel, Harry Nilsson o Diana Ross, y estaba encantado en
trabajar con aquella voz, convirtiéndose así en el productor de su
nuevo álbum “Endless Flight” que incluía temas como este “You make me
feel like dancing”, número 2 en Gran bretaña y 1 en Estados Unidos, u
otro de sus números uno “When I need you”.
Su éxito comercial estaba en uno de sus mejores momentos hasta que
tras su “The very best”, en 1978, las cosas empezaron a no ir tan bien y
sus ventas comenzaron a menguar. Sólo su posterior versión del clásico
de los Crickets este “More than I can say” lograría situarse en una
buena posición llegando al número 2 tanto en el Reino Unido como en
Estados Unidos.
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